Y han pasado 35 años desde que aquel día que impregno de amargura nuestra historia, y hoy no queremos solo recordar fechas y datos estadísticos, que dejan en la frialdad de los números, los sentimientos de miles de personas que sufrieron el miedo, el dolor y el encierro solo por pensar distinto y buscar un cambio. Queremos transmitir que se sentía vivir en ese momento, que se esperaba, que se deseaba y que se prohibía. Por esto recurrimos a una fuente viva, que todavía recuerda lo que significo este gobierno en su vida. Hablamos con el
En este día en mayor o en menor medida todas las vidas de los argentinos fueron modificadas. Fue en esta fecha cuando sucedió el derrocamiento de María Estela Martínez de Perón, quien había ocupado la presidencia luego de la muerte de Juan Domingo Perón en 1974. En la Argentina se instauro un gobierno de facto mediante las armas, el cual estuvo protagonizado por los jefes de las fuerzas armadas, quienes disfrazaron este golpe de estado con el nombre de Proceso de Organización Nacional.
Lo característico de este gobierno, que duro desde 1976 hasta 1983, no fue la reorganización propiamente dicha, sino la violación a los derechos humanos desde todos los puntos de vista, además de lograr el derrocamiento de la democracia en nuestro país.
Fueron años muy sufridos para muchas personas, dado que es ese entonces las diferencias ideológicas parecían tener más valor que la vida. Muchas personas temieron el sufrimiento que posiblemente padecerían por defender sus ideas, y fue por esto que gran parte de nuestros mejores artistas y profesionales, tuvieron que abandonar su tierra y vivir en exilio, despojados de sus raíces.
Todo cambio desde ese día, en las calles se respiraba una cierta desconfianza, generada por la sensación de ser vigilado a cada instante. Sobreabundaban los controles de uniformados que transitaban sobresaltados y expectantes ante cualquier acontecimiento que despertara su sospecha. El plan de la reciente dictadura estaba dando resultado, el miedo parecía introducirse en lo más profundo de la gente.
¿Qué recordas del San Luis de esa época?
Me acuerdo de un San Luis de 50 mil personas en donde nos conocíamos todos, a tal punto que cuando fui secuestrado me torturaba un tipo con el que había jugado a la pelota en el barrio. También me acuerdo de mucha gente, que participaba en la vida política trabajando unida. Esto hacia que fuéramos fuertes y lo bueno era que nadie dejaba sus ideologías, pero todos éramos solidarios con el otro. Fue una etapa en donde San Luis se
encontraba llena de ilusiones. Antes de 73’ se habían recuperado muchas fábricas por parte de los trabajadores y la gente creía en la lucha social. ¿Negro, como era tu vida antes del golpe de estado?
Antes de marzo de 1976, mi vida estaba bastante más tranquila. Tenía 25 años, una familia, trabajaba, había vuelto a estudiar y participaba en la agrupación Montoneros. Vivía con mis padres, mi señora y mi hija en una casita de barrio.
¿Cómo viviste el proceso militar?
Yo lo viví muy poco tiempo, imagina que el 24 de marzo de 1976 empezó con todo y a mi me apresaron el 15 de junio del mismo año.
De lo que viví me acuerdo que había mucho temor en el ambiente, pero también me acuerdo que mucha gente vio al proceso como un alivio.
En las calles no dejaba de circular el S.O.O, que era el servicio operativo de las patrullas del ejército, y los que estábamos en la vida política nos enterábamos de los compañeros que detenían y que nadie volvía a ver.
¿Cómo se realizaban estas detenciones?
Eran a mansalva, nunca hubo un criterio selectivo. Lo que hubo fue terrorismo de estado, es decir que si en cien torturados encontraban a un subversivo valía la pena. Este era el criterio operativo, levantaban gente a palada y por ahí caía alguno
¿En que se diferenciaron los dos tipos de encierros?
en encierro, porque no me dejaron salir de la ciudad hasta el 31 de octubre de 1983.
. Los tratos eran diferentes, estando secuestrado te tenias que aguantar que todos los días la patota del Departamento de Información del ejercito te torturara, te apaleara, y te dejara la
sensación de que te podían matar cuando a ellos se le dieran las bolas.
Blanqueado tenías un mejor trato y visitas de vez en cuando, pero igual esto no te garantizaba nada, sin ir muy lejos, Marcos Ibañez fue un compañero que lo mataron a patadas en el
calabozo de la cárcel, blanqueado y todo. ¿Qué te quedo de la cárcel?
La experiencia dentro de la cárcel fue jodida, porque todo estaba prohibido, todo, hasta cosas que pueden ser contradictorias. Los que estábamos detenidos nos manteníamos lo más ocupados posibles. Seguíamos todos los días una serie de rutinas que nos hicieron sentir mejor mentalmente y hacer más vivible la situación.
Después que salí en noviembre del 82’, no termino
Lo que más me dolió fue que afuera mi familia sufriera amenazas y allanamientos sumamente violentos, mientras yo me encontraba preso.
¿Qué te quedo de esta experiencia?
Tuve errores y aciertos, pero de lo vivido no me arrepiento. Creo que mal o bien muchos actuamos y nos la jugamos por mejorar un poco las cosas, por mejorar un país, y para que existiera más justicia.
Si hay algo que aprendí, es que un cambio revolucionario, no se hace cambiando un sistema económico, sino lo que tiene que cambiar es el ser humano dado que evidentemente es el sujeto quien posee una falla al aceptar vivir en una situación pésima.
junio hasta el 14 de diciembre del 76’ estuve secuestrado, y después me trasladaron a la comisaría de La Plata, donde recién me asentaron como preso. 24 De marzo de 1976: se instaura el miedo
El golpe desde adentro
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